lunes, 17 de febrero de 2014

EN UN TIEMPO.

Vivimos en ese peligroso margen entre la melancolía y la esperanza, la melancolía de antiguos tiempos mejores y la esperanza de mejores tiempos futuros. Es el tiempo del miedo, el tiempo de la pasividad ante el presente. Es el tiempo de la espera, del no movimiento. Vivimos entre el peligroso margen del interrogante ignorado, de falsas promesas y del convencimiento del crepúsculo, ese convencimiento que nos lleva a creer que lo bello del día es cuando se va. Vivimos en el sucio margen entre la locura y la pena. Vivimos en el tiempo de abrazos vacíos, de besos al aire, donde el amor se vende por cuatro duros, donde la esperanza se ve a través del transparente velo del paso del tiempo. Vivimos por vivir, morimos por morir. Es tremendo, vivimos deseando la oscuridad, vivimos con el temor a la luz y sus descubrimientos. Las calles duermen. Para mal de algunos, nada acaba aquí, ni nada empieza, estamos arrojados en la mitad de un tiempo que no conocemos, en la mitad de un momento, que ojalá fuera otro.
La danza de la música del tiempo, Nicolas Poussin.

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